Arturo Bullard: "Viajar me enriquece el alma"
Fotógrafo profesional y viajero cada vez que puede, Bullard es uno de los trotamundos peruanos que mejor ha sabido captar la naturaleza del planeta que habitamos. Para él viajar es un acto de amor, una obligación que le da más fuego a la pasión que guía sus pasos.
¿Puedes contarnos una experiencia de viaje iniciática, alguna anécdota vajera inolvidable?
Uno de los primeros viajes que realicé en mi vida y que me marcó fue a la zona de Chachapoyas en el año 1991. En esa oportunidad llegamos, después de más de 24 horas de viaje en autobús, partiendo de Lima, a la capital del departamento de Amazonas. Luego empalmamos con un "cargamono" (Pick up que utiliza la tolva para llevar pasajeros) por cuatro horas hasta el poblado de María, para continuar con tres horas de caminata hasta llegar a la fortaleza de Kuélap. Quedé impresionado con la belleza de estos restos arqueológicos, no los había visto antes ni siquiera en foto pues en esa época aún no había Internet y aún no eran promocionadas para el turismo. Me costó creer que un lugar de esa magnitud no sea conocido por la gran mayoría de peruanos, me preguntaba, cuantos lugares así deben existir y yo ni enterado.
Luego de pasar la noche en una pequeña habitación dentro de la casa de los guardianes de Kuélap partimos, primero a Choctamal y luego en una caminata de 4 días a la zona del Gran Vilaya, un espectacular conjunto arqueológico perteneciente, al igual que Kuélap, a la cultura Chachapoyas y que había sido descubierto solo 6 años antes por el explorador estadounidense Gene Savoy. Ese fantástico viaje de 8 días, que realicé junto a mi hermano Gonzalo y tres amigos fue clave en mi vida y me abrió el interés por conocer, poco a poco, diversos lugares, personas y culturas, primero alrededor del Perú y luego fuera de nuestras fronteras.
¿Un viaje formidable, el que cambió tu manera de enfrentar la vida?
Fue en el año 1993 cuando mi buen amigo Álvaro del Campo me pasó la voz para trabajar como voluntario en el Proyecto de Conservación de Guacamayos, ubicado en la zona de Tambopata – Candamo. Yo recién había terminando de estudiar comunicaciones y mi misión fue grabar un video y tomar fotografías del trabajo que iba a realizar en la zona el reconocido fotógrafo naturalista Frans Lanting para la revista National Geografic.
Fueron cerca de 40 días internado en la selva, este viaje fue el que me convenció en dedícame a la fotografía de naturaleza y el que me inculcó el amor y respeto que siento el día de hoy por lo natural y el medio ambiente, además me incentivó a seguir viajando cada vez que se me presenta la oportunidad. Quedé tan impresionado de esta parte de la selva de Madre de Dios que regresé al año siguiente por 45 días nuevamente como voluntario. A través de los años retorné en más de media docena de ocasiones a este paradisiaco lugar. Tambopata es, sin duda, una de mis destinos favoritos dentro de las fronteras del Perú.
¿Qué es lo más sustantivo de viajar? ¿Qué beneficio particular te reporta viajar?
La suma de experiencias que uno va recolectando a través de los años y kilómetros recorridos; las vivencias y la convivencia con personas de otros lugares; muchas veces con culturas y formas de pensar muy diferentes a la nuestra, nos sirve para aprender y nos abre los ojos al mundo.
Viajar me enriquece el alma, me hace ver la vida desde una perspectiva diferente. Me sirve para pensar y reflexionar.
Desconectarse del mundo, que hoy en día que va a mil por hora no tiene precio, uno llega a valorar estar lejos del tráfico, del ruido, de la televisión, del teléfono, del Internet, disfrutando al 100% el momento y el espacio que nos rodea.
¿Cómo haces para seguir viajando?
La pasión que siento por viajar y por la fotografía es el motor para seguir viajando. Como nos repetía mi padre: "Nunca dejes tus pasiones, son el único motor del alma. El día que no vivas tus pasiones, así te palpité el corazón, ya estarás muerto". Creo que en esa frase condensa el por qué al estar en medio de un viaje ya estoy pensando en el siguiente destino que visitaré.
Para mí es muy importante planificar bien mi año laboral para tener el mayor tiempo para partir hacia algún lado. En todo momento estoy en la busca nuevos lugares para conocer, fotografiar y visitar. Siempre estoy a la caza de artículos o notas de destinos interesantes y ofertas de pasajes para terminar yendo, tal vez, al lugar que menos me imagine
."Hoy no vivo de la fotografía, pero la fotografía me hace vivir", es una frase que pienso resume mi pasión.
De los países o culturas que has conocido, ¿cuál es la que más te sorprendió y por qué?
He tenido la oportunidad de conocer culturas tan distintas a la nuestra en mis diversos viajes por Europa, Centroamérica, África y Medio Oriente, me es difícil quedarme con solo una de ellas, por ello he elegido dos.
Hace un par años visité una comunidad Menonita llamada Shipyard, en el norte de Bélice, ellos viven alejados de la tecnología, no socializan con gente que no es de su comunidad, se trasladan en hermosas carretas tiradas por caballos, no tienen luz, ni teléfono y se visten con ropa que se utilizaba a principios del siglo pasado. Lo interesante es que los Menonitas de Bélice llegan a ser más del 10% de la población y son el motor de la economía de este pequeño país centroamericano. En la escuela los niños solo aprenden religión y matemáticas, según su manera de pensar, esos dos cursos son suficiente para su desarrollo profesional.
Otra experiencia que me marcó fue cuando visité, hace pocos meses, un caserío de la tribu Masai en Kenia, la dureza de vivir en un lugar tan agreste y con tan pocos recursos naturales me llamó mucho la atención. Viven en medio de la sabana africana prácticamente solo de lo que les brinda sus cabezas de ganado y derivados. Construyen sus casas con barro, palos, orina y excremento de ganado bovino. Cuando escasea el agua toman sangre de res, viven en una pobreza extrema. Los Masai han sido relegados de sus tierras; primero por los colonos y luego por los gobiernos de Kenia y Tanzania para la creación de los diversos parques nacionales. Lo interesante es que, a pesar de toda esta adversidad, no pierden su simpatía y alegría recibiendo al visitante con llamativas danzas y afinados cantos.